Cuatro factores principales pueden explicar
los graves efectos de la crisis en el sector: un progresivo deterioro
del financiamiento de los distintos subsistemas (cayo aproximadamente
15.5 por ciento durante los primeros 8 meses de año 2002); un crecimiento
en el costo de medicamentos e insumos biomédicos importados por
la devaluación; un incremento en la demanda de los servicios de
hospitales públicos; y riesgos epidemiológicos mayores.
Los primeros dos factores reducen la efectividad del servicio, mientras
que los dos últimos incrementan la demanda de los mismos.
Seguro de Salud
La crisis dañó las finanzas y la capacidad de brindar atención
medica de los principales subsectores que ofrecen cobertura formal en
la Argentina- el SNSS, PAMI, los aseguradores públicos provinciales
y el sector privado. SNSS. (Sistema Nacional de Seguro de Salud). Entre
el primer semestre del año 2001 y el primer semestre del año
2002, los ingresos totales del SNSS- que cubren a 10.8 millones de ciudadanos
(cerca del 30 por ciento de la población, en su mayoría
perteneciente a la economía formal)- cayeron un 12 por ciento.
Hacia enero del año 2002, el 62 por ciento de las obras sociales
nacionales (programas de salud organizados por los sindicatos, u OSNs)
en la ciudad de Buenos Aires no cumplían con la prestación
a sus afiliados de los servicios de salud obligatorios (Plan Médico
Obligatorio – PMO). En otras regiones del país, el incumplimiento
sobrepasaba el 80 por ciento. Si las normas actuales (sobre la prestación
del servicio, y los requerimientos financieros, económicos y administrativos)
para los fondos de aseguradores nacionales fuesen aplicados, un porcentaje
significativo de 280 OSN existentes requeriría una minuciosa reestructuración
o la exclusión del sistema. Hoy, 38 OSNs (que comprenden al 10
por ciento de la población asegurada) se encuentran legalmente
en quiebra.
PAMI
Este programa brinda servicios de salud para jubilados y pensionados y
se responsabiliza por 3.2 millones de personas, en su mayoría ancianos
jubilados. Sus ingresos cayeron aproximadamente un 40 por ciento durante
los últimos meses del año 2001 y el comienzo del año
2002. La asistencia medica (y lo servicios farmacéuticos) son periódicamente
recortados para los beneficiarios del PAMI en todo el país. La
suspensión de servicios básicos, el crecimiento de las listas
de espera para los procedimientos electivos, y el incremento de pacientes
que son referidos a los hospitales públicos son todos signos de
un deterioro en la calidad.
Obras Sociales Provinciales
Se espera que la situación de la mayoría de los aseguradores
de salud pública provinciales (obras sociales provinciales, OSPs)
sea similar a la de OSNs y PAMI, con algunas excepciones esporádicas.
Pero no hay información consolidada actualizada de las 24 OSPs
autónomas, que proveen cobertura de salud a aproximadamente 5.5
millones de personas (15 por ciento de la población, principalmente
empleados públicos provinciales y sus dependientes).
Subsector Privado
El subsector de seguro de salud privado ha disminuido como resultado de
la crisis. Entre octubre del año 2002 y junio de 2002, la proporción
de la población cubierta por esquemas de seguro de salud privados
cayó un 8 por ciento y está por debajo de 3 millones. De
la misma manera, el porcentaje de la población con doble seguro
de cobertura disminuyó.
El gobierno ha intentado enfrentar esta crisis en los seguros de salud,
principalmente incrementando los ingresos de los aseguradores a nivel
nacional por medio de contribuciones más altas de los empleadores.
Nuevas medidas legislativas han incrementado las contribuciones de los
empleadores a OSNs y PAMI. Estas acciones han incrementado los ingresos
netos con respecto al año 2001, pero no se han alcanzado los niveles
previos, y los efectos a mediano y largo plazo aún no han sido
analizados. Simultáneamente, se hizo un intento por fortalecer
la capacidad de redistribución del Fondo Solidario (Fondo Solidario
de Redistribución, FSR), el cual es responsable de la redistribución
parcial de fondos de los trabajadores con ingresos más altos a
trabajadores con ingresos más bajos exclusivamente dentro del SNSS.
Tales acciones, sin embargo no solucionan las deficiencias crónicas
de estos subsectores. Se encuentran pendientes las reformas estructurales
Han fracasado los intentos de reforma (anteriores a la crisis) para lograr
mantener los costos y mejorar el servicio del PAMI, las OSNs y varias
de las OSPs. Las deudas crónicas siguen creciendo, mientras los
hospitales públicos y los gastos no previstos continúan
siendo el argumento para justificar una prestación deficiente.
Dentro de las OSNs la deuda acumulada a proveedores externos fue aproximadamente
de 1,040 millones de dólares (ARG$1,040 millones) en agosto del
año 2002. En PAMI, a fines del año 2001, llego a 1,867 millones
de dólares (ARG$1,867 millones) (más del 75% de su presupuesto
anual total). Se llego a este total a pesar de las contribuciones “adicionales”
del tesoro nacional de aproximadamente ARG$1,700 millones entre los años
1995 y 2001.
Subsector Público
Los hospitales públicos en Argentina, la mayoría de los
cuales pertenecen a las provincias, brindan servicios a los ciudadanos
que no tienen seguro de salud, quienes en su mayoría son pobres.
Como resultado de la crisis, estos hospitales se enfrentan con demoras
en el flujo de fondos (como consecuencia de la deficiente situación
fiscal de las provincias, mas las dificultades con las transferencias
federales, y incremento en la demanda de servicios. Entre octubre del
año 2001 y mayo del año 2002, el porcentaje de la población
que tenia cobertura medica solamente por medio de hospitales públicos
creció de 36 a 43 por ciento.
Como resultado, ha habido en los últimos meses una grave crisis
con el abastecimiento de insumos médicos en toda la red de hospitales
públicos. La falta de insumos (especialmente medicamentos y material
quirúrgico) ha afectado la calidad del servicio. La situación
en la red de atención primaria es preocupante.
Evidencia anecdótica revela las dificultades en prestación
oportuna de atención preventiva básica (como por ejemplo
los exámenes de detección de toxoplasmosis y sífilis
durante el embarazo). La presión por mantener los gastos para los
servicios de alta complejidad probablemente siga reduciendo los ya bajos
recursos asignados a la atención primaria (generalmente cerca del
8 por ciento del presupuesto total del sector en la mayoría de
las provincias) Una situación similar podría ocurrir con
los programas de salud pública, precisamente cuando es necesario
reforzarlos debido a una mayor demanda y a un mayor riesgo epidemiológico
.
Pero como en el caso del subsector de seguro de salud, es necesario reconocer
la existencia de deficiencias de larga data en los hospitales públicos,
que agravan la situación actual. Una grave deficiencia es la presencia
de subsidios regresivos crónicos de los presupuestos de los hospitales
públicos (destinados a los pobres no asegurados) hacia los aseguradores
de salud. Estos subsidios aparecen cuando se prestan servicios a pacientes
asegurados en instalaciones públicas y no se recupera el costo
que debería pagar la aseguradora. Se estima que aproximadamente
el 30 por ciento de los individuos que reciben atención en hospitales
públicos en la Argentina posee algún tipo de seguro médico.
Sin embargo, la facturación y el reembolso de los costos por parte
de los aseguradores son mínimos, y representan mucho menos del
5 por ciento del presupuesto operativo total de aquellos pocos hospitales
que realizan el proceso de recuperar estos costos. Desde el año
2000, y contrariamente a lo esperado, la facturación hospitalaria
pública total a las obras sociales ha disminuido, y los aseguradores
rechazan cada vez mas facturas.
Impacto en la Salud de la Población
Como fue mencionado anteriormente, una de las estrategias utilizada por
aquellos afectados por la crisis es la de reducir los gastos particulares
para servicios médicos y medicamentos, incluyendo la reducción
de visitas al médico.
Además, mucha gente ha perdido o se ha visto obligada a cambiar
su seguro médico. El deterior de las condiciones económicas
y sociales de una gran parte de la población, sumados al deterioro
de los programas de salud pública provinciales básicos,
resultará en un incremento de la mortalidad y morbilidad entre
la población. La información inicial sugiere que la salud
materno-infantil se encuentra en estado de riesgo. El servicio de información
del proyecto PROMIN revela que entre los meses de julio de 2000 y septiembre
de 2001 ha habido una caída en la cobertura y calidad de los servicios
materno-infantiles en centros de salud ubicados en áreas urbanas
pobres. Como se menciono anteriormente, los resultados de la Encuesta
sobre la Crisis del Banco Mundial confirma estos datos también
para 2002. Mientras en promedio, un 38 por ciento de los hogares declaran
llevar a sus hijos con menos frecuencia a los controles médicos
desde octubre del año 2001, este cambio se agudizó en el
quintil más pobre, donde el 57 por ciento de los hogares declaran
una disminución en la frecuencia de los controles preventivos de
sus hijos. Los Programas de vacunación han sufrido también
irregularidades en su prestación, y el Ministro de Salud estimó
que en el año 2001, el 30 por ciento de la población infantil
no tuvo acceso a una de las vacunas provista por PAI (Programa de Vacunación
Pública) y que la efectividad de la cobertura disminuyo Sumado
a la salud materno-infantil, el deterioro de las condiciones económicas
y sociales de la población, nos permiten anticipar que será
preciso tomar medidas oportunas para prevenir el incremento de enfermedades
estacionales y epidemiológicas.
El sistema de control epidemiológico informa que registró
un aumento de algunas enfermedades endémicas, como es el caso del
síndrome de inmuno deficiencia adquirida (SIDA), el mal de Chagas
y la leishmaniasis en el primer semestre del año 2002, comparado
con el año 2001. A partir de agosto de 2002, no hubo aumento el
número de casos declarados de enfermedades diarreicas agudas, infecciones
respiratorias o meningitis. Pero, en el caso de la meningitis, el porcentaje
de casos de etiología “no especificada” se duplico
en comparación con el mismo periodo del año 2001.
Finalmente, hay evidencia de un incremento de la violencia y los problemas
de salud mental. De acuerdo con la Encuesta sobre la Crisis del Banco
Mundial, el 20 por ciento de la población declara haber sido víctima
de actos de violencia o crímenes entre el mes de octubre del año
2001 y junio de 2002. Aun más, se observan, cambios en el estado
emocional y mental de los individuos, con un alto porcentaje de hogares
encuestados que se sienten desanimados o sin esperanzas hacia el futuro,
en comparación con lo que sentían antes de octubre de 2001.
Las consultas de emergencia por enfermedades mentales se han duplicado,
y el suicidio es un tema particularmente preocupante ya está aumentando
entre los adolescentes.
En medio de la actual crisis social, la primera prioridad en salud es
garantizar el acceso de toda la población, particularmente de los
pobres sin seguro y cuyas posibilidades de pagar son menores, a un paquete
mínimo de tratamientos y medicamentos orientados a prevenir los
mayores riesgos sanitarios. En este contexto, el Gobierno debe proteger
el financiamiento de programas prioritarios tales como los de salud materno-infantil,
las inmunizaciones, y la salud pública (control epidemiológico,
de enfermedades transmisibles y otras). Más específicamente,
la gradual implementación de un seguro de salud materno-infantil
y la definición de un acuerdo sobre los objetivos de salud provinciales
(con indicadores de salud que puedan monitorearse) son al parecer dos
pa ss iniciales claves hacia una protección más efectiva
de los pobres sin cobertura.
Otras acciones de gobierno necesarias deben abordar simultáneamente
las ineficiencias crónicas del sector de la salud, liberando escasos
recursos para soportarlas y mejorando la efectividad de la asistencia
médica para los pobres.
Las principales acciones al respecto incluyen eliminar las ineficiencias
y superposiciones en los programas de seguro de salud a nivel nacional
tales como PAMI y las Obras Sociales, y en la interfaz entre los hospitales
públicos y el sistema de seguridad (mejorando la recuperación
de costos por parte de los primeros); fortalecer el marco regulatorio
del sector salud, así como la capacidad institucional de las agencias
regulatorias; y mejorar el desempeño de la red de hospitales públicos,
haciendo hincapié en la atención primaria.
Políticas y futuro
Mientras que la situación de la salud es menos crítica,
una mayor eficiencia del sector de la salud podría mejorar la calidad
del servicio disponible para los pobres.
Particularmente, el Gobierno debería dirigir los gastos de salud
pública a aquellos que no tienen seguro de salud, mejorando la
recuperación de los costos de aquellos que cuentan seguro y capacidad
de pago, y también a partir de un mejoramiento de la eficiencia
operativa del sistema hospitalario público. Aunque conceder más
autonomía a los hospitales públicos puede mejorar su eficiencia,
hay que tener cuidado para evitar generar incentivos que reduzcan los
servicios a los pobres. Eventualmente, la cobertura del seguro de salud
debería extenderse a los que se encuentran dentro del sector informal
y que no tienen cobertura en este momento. Deberían ampliarse los
programas existentes de salud materno-infantil (PROMIN) y vincularlos
con los de planificación familiar y salud reproductiva para los
pobres, para reducir el alto índice de fertilidad actual entre
los pobres. (Este informe fue elaborado por el Banco Mundial y se encuentra
disponible en su totalidad en la página web del organismo: www.bancomundial.org.ar
Fuente: Consultor de Salud |