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Lanzan un programa de prevención cardiovascular

Comenzó como prueba piloto en La Plata y ahora se hace extensivo
a todos los municipios de la provincia de Buenos Aires Participan en él la Fundación de la Federación Argentina de Cardiología, la Fundación Bioquímica Argentina y la Universidad de La Plata. Está dirigido a adultos mayores de 30 años. Persigue disminuir los factores de riesgo
cardiovascular en la población presuntamente sana.


Por Ana María Pertierra

El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires lanzó el programa denominado ALAS (Adultos Libres en Actitud Saludable) de diagnóstico y prevención de enfermedades cardiovasculares dirigido a personas mayores de 30 años y lo puso al servicio de todos los municipios con la finalidad de dar batalla a un flagelo que avanza a un ritmo vertiginoso, cobrándose la vida de más de 250 argentinos cada 100.000 habitantes por año.
El acto de lanzamiento, que tuvo lugar en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata el 16 de marzo, contó con la presencia del ministro de salud bonaerense Ismael Passaglia y de representantes del grupo Varicg- que desarrollaron el plan en La Plata- integrado por la Fundación de la Federación Argentina de Cardiología, la Fundación Bioquímica Argentina, la Municipalidad de la Plata y las Facultades de Ciencias Médicas, Informática y Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata.
El programa incluye una evaluación de los factores de riesgo en una población supuestamente sana mediante cuestionarios, mediciones biométricas (peso, talla, tensión arterial, frecuencia cardiaca), electrocardiogramas y datos bioquímicos (glucemia, colesterol, HDL y triglicéridos) y una posterior intervención médico-educativa con talleres de actividad física, control nutricional y conductas antitabaco. “Nos entusiasmó la idea de medir el riesgo global de nuestra población con un score y volver a hacerlo después de alguna intervención para cambiarlo”, comentó el doctor Eduardo Valeff para explicar el origen del ALAS.
Es indispensable -enfatizó el doctor Ricardo López Santi, cardiólogo del grupo Varicg y promotor junto al doctor Eduardo Valeff del proyecto- una observación sistemática con rigor metodológico que permita concluir si la intervención es efectiva. Esta metodología, que el especialista definió como vigilancia, debe ajustarse a procedimientos consensuados por organismos internacionales para que los resultados puedan ser comparables.
Las cifras proyectadas por la OMS son por demás preocupantes. La organización estima que en los próximos 15 años mientras en los países desarrollados el incremento de muertes debidas a enfermedades cardiovasculares será del 29 % en las mujeres y 48 % en los hombres, en Latinoamérica las cifras ascenderán a 144% para las mujeres y 148 % para los hombres. Y si bien para los países de esta región puede resultar dificultoso desarrollar programas de este tipo por la escasez de recursos, el organismo sugiere que como mínimo implementen encuestas periódicas para recavar datos para la vigilancia.
“Es hora que comencemos a reaccionar”, enfatizó López Santi para referirse a la imperiosa necesidad de actuar en planes de prevención y promoción de la salud, especialmente en la provincia de Buenos Aires que, dentro del mapa de la Argentina, ostenta el mayor índice de mortalidad causada por estas patologías, alrededor de 250 individuos cada 100.000 habitantes por año.
Por su parte, el ministro Passaglia describió el panorama de su jurisdicción. “Cerca del 50 % de la mortalidad en la población de la provincia de Buenos Aires es causada por enfermedades cardiovasculares siendo además la primera causa de muerte después de los 70 años”, dijo. Considerando al tabaquismo como un importante factor de riesgo el ministro reconoció que “la epidemia que tiene la provincia es el cigarrillo, responsable de 15.000 muertes anuales”.

Prevenir es mejor que curar

Una abrumadora cantidad de evidencia científica respalda al refranero popular. Sin embargo, diferentes aspectos culturales, políticos, psicológicos y hasta económicos participan a la hora de proponer un cambio de hábitos. La vida sedentaria, el sobrepeso, el hábito de fumar, el estrés, la hipertensión, la diabetes y los niveles elevados de colesterol entre otros son factores que predisponen a sufrir eventos cardiovasculares. Los especialistas señalan la eficacia de las medidas de prevención primaria y secundaria para la reducción de estos eventos y para el aumento de la sobrevida.
La doctora Marta Neil, subsecretaria de planeamiento del ministerio de salud bonaerense, reconoció que “la prevención y la promoción de la salud estuvieron siempre presentes en los discursos, no en programas”. La funcionaria -señaló- que la experiencia de otros países ha demostrado ser el camino correcto y que la educación de la comunidad es crucial en todo sistema de salud.
Un antecedente exitoso de un programa de prevención fue el aplicado en Finlandia, especialmente en North Karelia que por el año 1969 registraba una cifra record de mortalidad por enfermedades cardiovasculares cercana a 700 individuos por 100.000 habitantes por año. Sin embargo, esta situación se pudo revertir. Gracias a una idea propuesta por el doctor Pekka Puska y a una decisión política se implementó un plan de prevención cardiovascular basado en la promoción de la salud. Finlandia logró reducir en el año 1995 aquel índice a menos de 200 individuos.
Otro ejemplo más cercano -comentó López Santi- lo constituye el de la ciudad de Concepción en el vecino país de Chile. Allí funciona un poderoso programa de prevención con una gran cantidad de individuos en planes de actividad física con gran participación de voluntariado. “El modelo chileno nos ayudó a diagramar lo que es hoy el programa ALAS”.
Los especialistas coincidieron en que el éxito de esta campaña que se inicia depende del compromiso de todos los sectores: estatales, académicos y de la sociedad.
Asimismo, instituciones como la Federación Argentina de Cardiología, la Sociedad Argentina de Cardiología y la OPS están trabajando para integrar un gran comité latinoamericano de prevención de enfermedades cardiovasculares para lograr consensos y educación médica continua base indispensable donde establecer las políticas de Salud Pública.


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