La presencia de alteraciones en el metabolismo
de los lípidos es una situación clínica relativamente
frecuente que se puede identificar por medio de la evaluación de
lípidos en el laboratorio. Un investigador inglés publicó
un trabajo que describe los detalles clínicos y bioquímicos
de los cuadros de dislipidemia. El profesional realizó un revisión
de los trabajos científicos más recientes sobre este tema
y agrupó a las distintas clases de dislipidemia en función
de sus caracerísticas bioquímicas.
“Para trasladar la evidencia de los ensayos clínicos a la
práctica médica se han desarrollado muchas recomendaciones
que proveen algoritmos simples para guiar la práctica. Sin embargo,
no todos los pacientes presentan los desordenes simples que proponen las
guías. En este informe se plantea una revisión del conocimiento
actual en el campo de la dislipidemia. Por medio de un enfoque clínico,
los desordenes se agruparon en función de su fenotipo bioquímico
como cuadros de hipercolesterolemia, aumentos combinados de colesterol
y triglicéridos, hipertrigliciridemia, hipolipidemia y dislipidemia
secundaria”, explicó el doctor Paul Durrington, del Hospital
Royal Infirmary (Manchester, Gran Bretaña).
Entre los cuadros de hipercolesterolemia se destaca el desarrollo de la
hipercolesterolemia familiar. En esta patología se observa un aumento
significativo del colesterol LDL debido a un defecto genético que
afecta al receptor hepático de LDL. Las mutaciones vinculadas al
receptor LDL limitan la capacidad para eliminar a estas lipoproteínas.
El tiempo que transcurre entre la formación y la eliminación
de la lipoproteína de baja densidad en las personas normales es
de 2,5 días. En cambio, en las personas con perfil heterocigota
para la hipercolesterolemia familar el tiempo de vida de las LDL es de
4,5 días.
“El valor de colesterol en las personas con hipercolesterolemia
familiar aumenta a medida que se incrementa la edad. En general, las personas
heterocigotas para hipercolesterolemia familiar tienen valores de colesterol
que duplican los niveles que tendrían en ausencia de la mutación
del receptor LDL. En la edad adulta, el valor de colesterol en las personas
con hipercolesterolemia familiar heterocigota que viven en Gran Bretaña
está entre 9 y 14 milimoles por litro”, informó el
doctor Durrington en un reciente artículo publicado en la revista
The Lancet.
Según el investigador, existen otros cuadros que producen situaciones
de hipercolesterolemia. Por ejemplo, los defectos en la producción
de la apolipoproteína B conducen a trastornos en el catabolismo
de las LDL (defecto familiar en la apolipoproteína B). Además,
se deben considerar las alteraciones que generan aumentos en la producción
hepática de VLDL y por lo tanto aumentan el nivel de LDL (hipercolesterolemia
poligénica).
Con respecto a los cuadros que conducen a aumentos combinados de colesterol
y triglicéridos, se debe tener en cuenta a la hiperlipidemia combinada
familiar (con aumentos en los valores de LDL y VLDL). También se
debe considerar a la hiperlipoproteinemia tipo III (aumento de quilomicrones
remanentes y lipoproteínas de densidad intermedia) y al aumento
de apolipoproteína B (que genera aumentos en las partículas
LDL pequeñas y densas).
Los trastornos que afectan principalmente a la fracción de triglicéridos
incluyen a la hipertrigliciridemia moderada y a la hipertrigliciridemia
severa. Los cuadros de hipertrigliciridemia severa se manifiestan con
aumentos en el nivel de quilomicrones y partículas VLDL (hiperlipoproteinemia
tipo V). El suero se presenta con apariencia lechosa y los niveles de
triglicéridos superan los 10 milimoles por litro.
La hiperlipidemia secundaria se produce como consecuencia de un desorden
que actúa como causa primaria. Las situaciones que están
vinculadas con el desarrollo de hiperlipidemia secundaria incluyen a la
diabetes, el hipotiroidismo, el embarazo, la obesidad, el alcoholismo,
la falla renal, la enfermedad hepática y el uso de medicamentos.
Finalmente, el fenómeno de hipolipidemia se puede observar en personas
con trastornos malignos o con problemas de absorción de lípidos
(enfermedad celíaca, insuficiencia pancreática, giardiasis).
También se pueden observar situaciones de hipolipidemia provocadas
por defectos en la producción de apolipoproteínas. Por ejemplo,
en la hipobetalipoproteinemia familiar se produce un defecto en la producción
de la apolipoproteína B que conduce a una disminución en
el nivel de partículas LDL.
Referencia:
Durrington P. Dyslipidaemia. The Lancet; 362: 717-31. (30 de agosto de
2003) |