La FDA aprobó
la primera vacuna destinada a reducir el riesgo de contraer culebrilla
en personas de más de 60 años.
Llamada Zostavax, es una versión fortalecida de la inmunización
contra la varicela. Ambas, la culebrilla y la varicela, son causadas por
el virus del herpes zoster, presente en casi todos los individuos. La
aprobación fue anunciada el viernes último.
Desarrollada por Merck, la inmunización imita un ataque de culebrilla,
pero sin el dolor ni las ampollas que causa la enfermedad.
La vacuna fortalece la respuesta del sistema inmune del organismo contra
el virus y reduce las posibilidades de un brote, tanto como la gravedad
de la enfermedad si, en efecto, éste se produce.
El concepto científico es relativamente simple. Zostavax es equivalente
a alrededor de 14 dosis de la vacuna pediátrica contra la varicela.
Sin embargo, representa un avance significativo, según dijeron
los científicos.
Es la primera vacuna terapéutica, lo que significa que previene
o disminuye la gravedad de los problemas de una infección que ya
fue curada. Los investigadores habían estado tratando de crear
vacunas de este tipo para el cáncer, pero sin mucho éxito.
"Es un avance en el sentido de que es la primera vacuna diseñada
para mantener una infección controlada", dijo el doctor Walter
Orenstein, director asociado del Centro Emory de Vacunas, consultor de
Merck.
Zostavaz es también la primera vacuna, en 30 años, destinada
exclusivamente a personas mayores, y llega en medio de una ola de vacunas
no pediátricas. El año último, la FDA aprobó
Menactra, una vacuna para prevenir la meningitis meningocócica,
que generalmente se da a los adolescentes. Y se espera que Merck reciba
aprobación el mes que viene para una vacuna contra el cáncer
de cuello de útero, que probablemente será popular entre
adolescentes y adultos jóvenes.
El herpes zoster normalmente vive prisionero en células nerviosas
alojadas cerca de la espina dorsal. Durante un brote, los guardias de
esa prisión -componentes cruciales del sistema inmunológico
llamados linfocitos- se debilitan y permiten que el virus escape. El resultado
es un dolor que usualmente comienza en la espina dorsal y atraviesa el
cuerpo de un lado. Al dolor frecuentemente le sigue un cinturón
de ampollas.
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