Homenaje a
Ramón Carrillo:
Dossier de un santiagueño célebre
|
Su obra marcó un antes
y un después de la cobertura sanitaria en el país. Creó
el Ministerio de Salud Pública, posibilitó la inauguración
de numerosos institutos de investigación y murió en el exilio,
enfermo y sumido en la pobreza.
Biografía de un gran santiagueño que los hombres y mujeres
de estos tiempos no pueden ignorar si desean mejorar las condiciones de
vida y el sistema de salud de todas las personas.
Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza,
la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios como
causa de enfermedades son unas pobres causas", dijo el prestigioso
médico santiagueño, Ramón Carrillo. Hubo un antes
y un después de Ramón Carrillo en la salud pública
nacional.
Esto quedó reflejado en el mejoramiento de las condiciones de vida,
en las obras, en la estructura hospitalaria y en la infraestructura sanitaria
que se logró en un período increíblemente corto.
Su modelo de expansión estuvo lejos de ser improvisado. Partió
de un complejo plan: buscó y consiguió modelar y modernizar
el sistema, estructurando a partir de allí un nuevo diseño
que se adecuara a las características de cada región. Sin
embargo este santiagueño ilustre supo como tantos otros grandes
hombres de la historia argentina, de la persecución y el exilio.
La dictadura de Aramburu lo enjuició y difamó. Fue tan grande
del odio desatado en aquel momento que se prohibió que sus restos
pudieran ser traído de Brasil. Allí pasó sus últimos
meses, enfermo y en un modesto puesto de médico rural en la selva
amazónica.
Evocación
A la hora de evocar la figura es imposible no poner en primer lugar la
palabra compromiso: fue un hombre que toda su vida honró sus ideales
y sobre todo fue un hombre comprometido con su v ida. Su recuerdo debe
construirse a través de la enorme dimensión de su obra y
de su pensamiento. Su fervor y su talento lo llevaron por un camino muy
diferente al que había imaginado.
Llegado a Buenos Aires desde Santiago del Estero, triunfa en base a su
inteligencia y su pasión. El fervor desmesurado por todo lo que
acalla lo llevó a graduarse con medalla de oro y rápidamente
se convirtió en neurocirujano de primer nivel nacional.
Siendo profesor de la Universidad de Bs. As., comenzó a apasionarse
por el sanitarismo.
La llama inicial de su pasión política lo llevó a
lanzarse a ese desafío. Era un médico refinado y muy reconocido,
pero abandonó el curso de su habitual carrera y a partir de un
pensamiento global entendió que 'a grandes problemas, grandes remedios'.
Esa frase fue el norte de todo su modelo revolucionario.
Compromiso
Carrillo asumió un compromiso de vida. Fue un argentino ejemplar.
Hubo otros, pero en lo suyo fue único. Mientras estuvo al frente
del Ministerio de Salud Pública, en aquella época hubo una
mística muy especial.
Todos se quedaban trabajando hasta tarde, porque Carrillo estaba todo
el día. No había horarios. Se trabajaba y se hacía.
Se trabajaba porque se hacía.
Para reproducir la historia de este santiagueño ejemplar, habría
que volver a pensar desde la prepotencia de la acción. Sobre Carrillo,
destacó el actual ministro de la Salud de la Nación, Ginés
González García: "Muchas ideas de ese tiempo pueden
volver a ser recuperadas, pues aún nos sigue impulsando su vocación
como hombre y como ciudadano, además de todo lo que sustentó
su teoría, ya que sus libros son bien conocidos".
Cambio
Para finalizar agregó: "A pesar de la furia de sus detractores
logró cambiar la historia y su revolución perduró
más allá de su muerte. 'Aprendiendo de su obra podemos también
transformar el estigma de la infancia y del olvido. Con simpleza dio vida
a sus ideales de justicia social. Hacer honor a su memoria es trabajar
para hacer que la salud no sea vista ya como un simple resultado del crecimiento
económico, sino como un puntal fundamental de la construcción
de un país más sano y más desarrollado, pero sobre
todo, más justos', apuntó el ministro de la Nación".
|